Crecimiento Personal

Aunque se habla mucho de la zona de confort y de la conveniencia de salir de ella, considero que esa zona de confort realmente está formada por pequeñas zonas individuales, que se relacionan entre sí para conformar nuestra manera de estar siendo.

Esas pequeñas zonas de confort se sitúan en los distintos aspectos de nuestra vida, de forma que en un proceso de crecimiento personal podríamos elegir aquello en lo que deseamos mejorar y enfocarnos para ser más efectivos.

Entre ellas podríamos destacar:

  • Nuestras capacidades técnicas.
  • La forma de relacionarnos con los demás.
  • Nuestra empatía.
  • El nivel de asertividad.
  • La capacidad de aprendizaje.
  • Nuestro liderazgo.
  • El estilo de comunicación.

Por esa razón considero que a la hora de abordar un proceso de crecimiento personal, deberíamos elegir aquellas áreas de nuestra zona de confort que nos puedan ayudar más en nuestro desarrollo. Las necesidades de crecimiento personal van cambiando a lo largo de nuestra vida en función de diferentes circunstancias y del momento vital en el que nos encontremos.

Es bastante habitual que los primeros años de nuestra carrera profesional nos centremos en los aspectos más técnicos de nuestro desempeño. En esa etapa priman los cursos y las experiencias orientadas a desarrollar el área de expertis que hayamos elegido.

Posteriormente las prioridades suelen cambiar. Si empezamos a tener personas a nuestro cargo, además de estas habilidades técnicas necesitamos desarrollar otras orientadas al liderazgo y a la gestión de equipos.

“Para liderar a otros primero tenemos que aprender a liderarnos a nosotros mismos.”

Cuando funcionamos como trabajadores independientes nos centramos en hacer el trabajo que nos han encomendado, dentro de los plazos marcados y de la forma más efectiva.

En esta etapa podemos aprender a administrar nuestro tiempo, establecer prioridades y realizar nuestro trabajo con un alto nivel de productividad, demostrando nuestro compromiso y responsabilidad.

Si producimos buenos resultados y ponemos en valor nuestras habilidades, es probable que pronto nos asignen responsabilidades adicionales.

Cuando empezamos a tener personas a nuestro cargo tenemos que ser conscientes de que es necesario un cambio de hábitos. Nuestro tiempo ya no nos pertenece por completo.

Las personas con un mayor rendimiento a nivel individual suelen ser reacias a convertirse en gestores por este motivo.

En esta nueva etapa necesitamos aprender de nuevo a gestionar nuestro tiempo de forma que no solo cumplamos con nuestro trabajo, sino que ayudemos a nuestro equipo a rendir de manera efectiva.

Si seguimos ascendiendo dentro de la organización, el siguiente nivel supone que las personas de nuestro equipo tienen a su vez personas a su cargo. Es decir, que habremos pasado de gestionar a los demás a dirigir gestores.

En este punto aparecen nuevas necesidades y las competencias requeridas vuelven a cambiar. Ahora tenemos que enfocarnos en ayudar a nuestro equipo a adquirir y desarrollar las habilidades de liderazgo. Esas personas tienen que ir dejando atrás las tareas técnicas para invertir mayor tiempo en las de gestión.

En función del tamaño y tipo de organización, esta secuencia podría repetirse hasta llegar a lo más alto donde, además, necesitaremos pasar de una perspectiva operativa a una global y a un pensamiento estratégico con visión de futuro.

En esta fase tenemos que dejar de estar constantemente ocupados haciendo algo, y aprender a pararnos y dedicar tiempo al análisis y la reflexión.

En todo este recorrido profesional, que puede darse en una sola organización o en varias, tenemos que ser capaces de identificar cada una de las pequeñas zonas de confort que tenemos que ir abandonando para avanzar en nuestro crecimiento personal.

Por ese motivo es fundamental el autoconocimiento, para ser capaces de orientar nuestro aprendizaje hacia aquellas áreas que más podemos necesitar en cada momento.

Si queremos diseñar la hoja de ruta nuestro desarrollo personal y profesional, podemos incluir en nuestra planificación, entre otros temas: autoconocimiento, liderazgo, comunicación, inteligencia emocional, gestión de equipos o negociación.

A nivel de competencias personales son fundamentales la empatía, la asertividad y la escucha.

Por último, aunque es algo poco valorado últimamente por el abuso indiscriminado del término, el coaching es algo fundamental en el crecimiento personal y profesional. 

La figura del líder-coach es cada vez más valorada en el mundo de la empresa, por su capacidad para seguir creciendo y ayudar a otros a crecer y a desarrollarse.

* La imagen es de  You X Ventures en Unsplash

Francisco Páez

Consejero, Interim Manager y Experto en Desarrollo Personal para Directivos y Profesionales