Liderazgo y piano

El proceso de creación de un equipo de personas encabezado por un líder tiene muchas similitudes con montar una pieza musical, para poder interpretarla.

En mi caso voy a usar de ejemplo el piano. Como ya he contado en alguna ocasión, empecé a estudiar solfeo y piano hace unos 4 años con una profesora particular.

En mi paso por la educación secundaria yo estudié FP y, al menos en aquella época, no había asignatura de música. Así que mi primer contacto con la música como alumno fue a los 49 años.

Como os podréis imaginar, está siendo todo un reto para mí, y tengo que decir que es un reto muy estimulante.

Liderazgo y música

Cuando empiezo a montar una pieza nueva, con la ayuda de mi profesora, el primer paso es definir bloques para ir desarrollando los diferentes compases por separado.

En el piano intervienen por separado las dos manos y, en muchas piezas, el pie que usamos para el pedal. Eso significa que hay que aprender a hacer 3 cosas diferentes al mismo tiempo y de manera sincronizada.

Al principio sólo consigo que las notas suenen de forma inconexa, sin ningún parecido con la melodía real. Después, poco a poco, porque el piano al igual que la construcción de un equipo, requiere de constancia y dedicación, van apareciendo los primeros sonidos coherentes.

Tras repetir este proceso con cada uno de los compases, hay que conseguir unirlos de manera armoniosa hasta conseguir que formen un conjunto homogéneo.

Por último, buscamos mejorar la sonoridad de la pieza en su totalidad.

“En la gestión de un equipo cada uno de sus miembros sería el equivalente a un compás, que al principio tenemos que trabajar de manera individual.”

De la misma forma que trabajamos por separado la mano derecha, la izquierda y el pie del pedal, para luego unirlo todo en cada compás, tenemos que ayudar a cada una de las personas de nuestro equipo identificando sus fortalezas y trabajando en las áreas de mejora, hasta conseguir que se convierta en su mejor versión, es decir que suene armonioso.

Una vez que hemos conseguido que los diferentes compases suenen bien por separado, viene el trabajo de unirlos con un propósito común, que da coherencia a la pieza en su conjunto.

La guinda se consigue alcanzando la excelencia como equipo al buscar mejorar la sonoridad, que en el caso del liderazgo se basa en la confianza, el compromiso, la gestión de conflictos y la responsabilidad.

Es decir, que al igual que al montar una pieza nueva al piano pasamos por diferentes etapas, que pueden parecer poco satisfactorias porque la música al principio no se parece en nada al original, si somos constantes, conseguiremos los resultados esperados.

Hay piezas más difíciles de montar y otras que me salen con mayor fluidez y lo mismo ocurre con los equipos. Cuánto más tiempo dediquemos a comprender y conocer cada uno de los diferentes compases, antes conseguiremos hacer que suene en armonía, aportando su belleza musical al conjunto.

Habrá personas en el equipo que se alinean con el propósito antes que otras, y nuestra tarea como líderes es conseguir que lo hagan todas, invirtiendo el tiempo y el esfuerzo necesario en cada caso.

En mi caso, el mayor mérito de que yo vaya mejorando y creciendo como interprete al piano es sin duda de mi profe Ana. Ella es paciente cuando yo me siento torpe al principio porque las notas no suenan para nada como la melodía original. Ella sabe en qué compases tenemos que trabajar más insistentemente para conseguir que el conjunto suene con armonía.  

De la misma forma el líder tiene que saber con qué personas del equipo debe trabajar con mayor insistencia en cada momento para obtener lo mejor del conjunto. Debe conocer a cada uno para entender sus actitudes, sus comportamientos, sus miedos, y estar a su lado en cada fase del progreso.

* La imagen de cabecera es de  Catalin Sandru en Unsplash

Francisco Páez

Consejero, Interim Manager y Experto en Desarrollo Personal para Directivos y Profesionales