Reto

Como ya he comentado en más de una ocasión, una de las claves del éxito de una  empresa es tener a las personas adecuadas. Esto resulta todavía más crítico si hablamos del equipo directivo.

Sin embargo, a pesar de ser un tema bastante conocido entre los líderes de las empresas, suele suceder que no se lleva a la práctica con la suficiente convicción y nos encontramos a menudo con casos de empresas en las que buena parte de los problemas vienen derivados de no tener a las personas adecuadas en puestos de responsabilidad.

Estas son algunos de los casos, según mi experiencia.

Vaya por delante que el primer paso es, por supuesto, querer mejorar en este aspecto. Si no nos parece importante, lo demás sobra.

Cultura de empresa incoherente

En ocasiones la cultura de la empresa está orientada a la mediocridad, aunque no seamos conscientes de ello.

  • Si permitimos que las cosas se hagan en general bastante bien.
  • Si no cumplimos con nuestros compromisos hacia nuestros empleados, clientes, proveedores y otras personas o entidades.
  • Si tratamos de pagar lo mínimo a nuestros empleados.
  • Si intentamos que hagan horas extras sin pagarlas.
  • Si procuramos pagar a los proveedores lo más tarde posible, sin respetar los plazos acordados.
  • Si damos la calidad justa, para ahorrar costes.

Si es nuestro caso, para erradicar la mediocridad primero habría que abordar un cambio de cultura organizativa y hacen falta tres pasos:

  • En primer lugar, es necesario clarificar explícitamente la estrategia en todos sus elementos. 
  • En segundo lugar, hay que analizar y comprender la cultura existente. 
  • Por último, se debe imaginar la nueva estrategia dentro del contexto cultural existente para determinar dónde pueden surgir los riesgos.

Falta de Preparación del Líder

El liderazgo, que también es un tema recurrente, está muy ligado a la cultura de la empresa.

El líder tiene que tener vocación de servicio, de forma que, entre otras cosas, se ocupa de eliminar los obstáculos que pueden impedir a su equipo llevar a cabo su trabajo. Es decir, que se ocupa de que su equipo desarrolle todo su potencial.

En ocasiones las personas del equipo que demuestran mediocridad en lugar de excelencia lo hacen porque no están siendo acompañados por el líder para un adecuado crecimiento. Pueden tener potencial, pero hay que desarrollarlo, y esto es trabajo del líder.

Las señales del verdadero liderazgo aparecen principalmente en el equipo. 

  • ¿Están los miembros del equipo alcanzando su verdadero potencial?
  • ¿Están aprendiendo?
  • ¿Alcanzan los resultados esperados?
  • ¿Cambian?
  • ¿Saben gestionar el conflicto?

Cuentas Pendientes

Hay casos en los que una persona que demuestra claramente su falta de compromiso real con la empresa, produciendo un trabajo mediocre, sigue en su puesto por la falta de reacción del líder.

Son situaciones que perjudican el espíritu del equipo, porque las personas que se estén esforzando más para hacer un trabajo excelente, ven minada su determinación al comprobar que otros siguen en su puesto a pesar de su falta de compromiso y de su ineficacia.

En algunos de estos casos hay latente una mal entendida lealtad del líder hacia esa persona que le ayudó en un momento dado y con la que se siente en deuda eternamente. 

El agradecimiento hacia una persona que nos ayudó en un momento clave de nuestra vida personal o profesional es muy loable, pero considero que habría que limitar las consecuencias que estamos dispuestos a aceptar por esa “deuda”.

Miedos

Otro de nuestros grandes retos a la hora de llevar a cabo un buen liderazgo para luchar contra la mediocridad radica en nuestros miedos.

Los hay de muchos tipos, pero en este caso se me ocurren dos:

  • Miedo al conflicto con la persona a la que hay que despedir para contratar a la adecuada.
  • Miedo a contratar a alguien mejor que yo, que pueda dejarme en mal lugar delante del equipo.

En ambos casos, el líder tiene que llevar a cabo un trabajo de Desarrollo Personal para ser capaz de aportar a su equipo lo mejor de sí mismo en cada situación.

Desde el Autoconocimiento el líder puede trabajar con sus creencias para asentar los valores dentro de la cultura organizativa, permitiendo que la empresa vaya dejando atrás la mediocridad en un esfuerzo consciente y continuado.

Citando a Aristóteles:

 “Somos aquello que hacemos repetidamente. La excelencia, pues, no es un acto sino un hábito.”  

Francisco Páez

Consejero, Interim Manager y Experto en Desarrollo Personal para Directivos y Profesionales