Primer paso

A veces sucede que llevas mucho tiempo en un puesto de trabajo y tienes claro que no quieres seguir haciendo eso el resto de tu vida. No es un mal trabajo; incluso puede que te guste. Pero te falta algo. Acudes cada día a tu puesto de trabajo y esperas a que llegue el viernes, como una especie de liberación.

Te gustaría cambiar, buscar otra cosa que te motive más, pero estás cómodo, para qué negarlo. Tiene un sueldo cada mes y las condiciones son aceptables. Piensas en otras cosas que te gustaría hacer pero te dices frases como:

“Hasta que yo consiguiera trabajar por mi cuenta como xxxxx pasaría mucho tiempo.”

ó

“Me encantaría dedicarme a xxxxxx, pero tendría que esforzarme mucho.”

Y por este motivo es tan importante el primer paso …

“El primer paso no te lleva donde quieres ir, pero te saca de donde estás.”

Cuando nos atrevemos a dar ese primer paso, empieza el verdadero proceso y podemos seguir impulsando el cambio con mucho menos esfuerzo que al principio.

La confianza en uno mismo es una consecuencia de los éxitos, no es su causa, y se gana con avances y logros suficientes.

Sin logros no hay autoestima. Y la única forma de conseguir logros es arriesgándote y haciendo cosas.

Alfonso Alcantara (@Yoriento) compartía el año pasado una publicación al respecto en Facebook que me gustó:

“La Autoestima nace con las competencias y crece con los logros.”

MOVIMIENTO vs. ACCIÓN

James Clear es autor de uno de mis libros favoritos sobre el cambio de hábitos. El título es “Hábitos Atómicos y te lo recomiendo si quieres aprender cómo erradicar los malos hábitos y desarrollar los buenos.

En uno de los capítulos del libro explica la diferencia entre Movimiento y Acción, y la importancia de conocerla para impulsar el cambio de hábitos.

Cuando estás en movimiento, estás planeando, creando estrategias y aprendiendo. Todas esas son cosas buenas, pero no producen un resultado. La acción, por otro lado, es el tipo de comportamiento que generará un resultado. Veamos algunos ejemplos:

Ej. 1. Si quieres cambiar de trabajo puedes decidir prepararte, ampliando tus conocimientos en un área determinada. Es un paso conveniente y necesario, pero es “movimiento” porque no genera resultados por sí mismo. En un momento dado tendrías que pasar a la acción, presentándote como candidato a alguna oferta de trabajo.

Ej. 2. Para conseguir clientes en tu negocio puedes empezar haciendo una lista de los posibles clientes y consiguiendo direcciones y teléfonos de contacto. Eso es “movimiento” porque no te lleva a un resultado. Para pasar a la acción tendrías que empezar a llamar y concertar entrevistas para ofrecer tus productos y servicios.

Ej. 3. Si quieres sacarte el certificado B2 de inglés para mejorar tu opciones en el mundo laboral, primero tienes que estudiar a fondo. Podrías apuntarte a una academia de inglés y preparar el examen. Eso es “movimiento” porque no da resultados por sí mismo. Pasar a al acción sería presentarte al examen.

Bien, y si el movimiento no genera resultados, ¿por qué hay personas inteligentes que están en movimiento y no pasan a la acción?

La respuesta es bien sencilla: cuando estás en movimiento no estás arriesgando nada. Solo cuando pasas a la acción te enfrentas a la posibilidad de fracasar; y eso no nos gusta nada.

  1. Hasta que no te presentas a una oferta de empleo no corres el riesgo de que te rechacen.
  2. Hasta que no ofrezcas tus productos o servicios a posibles clientes no te arriesgas a que se nieguen a comprarlos.
  3. Hasta que no te presentes al examen no corres el riesgo de suspender.

El movimiento nos permite sentir que estamos progresando sin correr el riesgo de fallar. Así que la razón principal por la que estamos en movimiento en lugar de pasar a la acción es nuestro deseo de retrasar el fracaso.

En este caso, el primer paso te podría poner en “movimiento” y luego tendrías que ser capaz de pasar a la acción.

DEL PRIMER PASO HASTA EL ÉXITO

El camino al éxito una vez que hemos dado ese primer paso suele ser largo y existe una fórmula que nos ayuda a orientarnos para conseguirlo.

Es decir, el éxito viene a través de los hábitos. Los hábitos se consolidan por repetición. Y la repetición se consigue a través de la disciplina.

La motivación te anima a ponerte en marcha, pero son los hábitos formados a través de la disciplina del día a día los que te permiten llegar adonde quieras. 

Por tanto, la disciplina es el elemento más importante de la ecuación del éxito, porque disciplina no es otra cosa que hacer lo que se tiene que hacer aunque no te apetezca. 

Tu vida no cambia porque vayas a una conferencia motivacional, sino por lo que hagas día tras día con lo que escuches en la conferencia motivacional. La inspiración prende la mecha del cambio; pero son los hábitos los que convierten la inspiración en resultados a través de la disciplina. 

Así que, cuando sientas pereza o pienses que te quedaría mucho para alcanzar una meta, plantéate al menos dar el primer paso.

** La imagen es de msch en Unsplash

Francisco Páez

Consejero, Interim Manager y Experto en Desarrollo Personal para Directivos y Profesionales