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El poder del relato en los procesos de desarrollo Personal
En los procesos de desarrollo personal intervienen los relatos en dos formas claramente diferenciadas.
Por una parte, tenemos aquellas historias que nos contamos a nosotros mismos (y después a los demás) para justificar ciertas actitudes, acciones, o la falta de ellas.
“Somos lo que nos contamos.”
Por otra parte, el relato puede convertirse en un motor de cambio que nos ayude en nuestro desarrollo. De nosotros depende el aprovechamiento que hacemos de los relatos.
A la hora de transmitir situaciones, un relato tiene sobre los ensayos y los artículos las siguientes ventajas diferenciales:
- El hecho de tener personajes nos ayuda a conectar con ellos.
- Nos hacen conectar con nuestras emociones.
- Nos hace visualizar imágenes, que nos ayudan a comprender los mensajes desde nuestra parte emocional, arraigando más profundamente,
- Los valores o las emociones que queramos contarnos a nosotros mismos, o transmitir, quedan más grabados si nos llegan por la vía de las historias.
Cuando iniciamos procesos de coaching para ayudar a personas a llevar a cabo un cambio de observador, el relato es un poderoso aliado, porque
“Detrás de cada creencia hay una historia.”
Si una persona quiere cambiar una creencia porque la considere limitante, debe aprender a cambiar la historia que hay detrás de esa creencia.
Si hacemos un repaso de algunas de las frases que decimos a diario, y que hemos escuchado cientos de veces en nuestro entorno familiar, nos daremos cuenta que muchas de ellas se han convertido en creencias a base de repetición.
En muchos de estos casos encontramos una historia detrás, que debemos cambiar por una nueva si pretendemos eliminar esa creencia de nuestras vidas.
El uso del relato en el Coaching
Dentro de los procesos de coaching disponemos de una herramienta que nos aporta el poder del relato para ayudar a las personas. El origen de esta herramienta es el “Storytelling” que se transforma en este caso en el “Storycoaching”.
El storyteller es el coachee y tiene que ser el protagonista al 100%. Podemos preguntarle si quiere convertir su reto (su creencia) en una historia.
El Proceso
El coachee debe contar su historia a modo cuento, relato, o cómic. La historia empieza con la situación actual y termina con la situación ideal.
En el proceso tiene que identificar los pasos que da para llegar al final, las emociones que experimenta y las diferentes personas que le han ayudado a conseguirlo.
Estas etapas le sirven para salir de su papel y llegar a interpretar alguno de los personajes de la historia. Esto permite desarrollar la empatía hacia alguno de los protagonistas y ser capaz de entenderlo mejor.
Si fueras otro de los personajes, ¿qué pensarías?
Esa historia tiene un hilo conductor que da sentido a lo que le sucede y permite poner foco en el reto, creando consciencia.
La historia permite empoderar al coachee, haciéndole ver que puede conseguirlo para que se comprometa en el proceso de mejora personal.
Yo suelo pedir al coachee que ponga la historia por escrito para que tenga tiempo de reflexionar mientras lo hace sobre los diferentes personajes y la trama.
Después, le pido que me la lea. Es revelador el cambio que suele producirse en su expresión durante la lectura. A pesar de haberla escrito, en ocasiones no toma verdadera conciencia de su propia historia hasta que la lee en voz alta.
Cuando una historia está bien contada, algo se activa en nuestro cerebro para poner foco en ella y empatizar con los personajes.
Tras este proceso el coachee suele experimentar un cambio de observador que le permite avanzar en la resolución de su reto.
Mi experiencia con esta herramienta ha sido muy gratificante en los diferentes procesos de coaching en los que la he usado.
Como conclusión os dejo un proceso que puede permitirnos seguir avanzando en nuestro desarrollo personal:
- Analizar las distintas historias que nos contamos.
- Relacionarlas con nuestras creencias.
- Identificar aquellas que nos gustaría cambiar.
- Contarnos una nueva historia.