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El mentor como figura clave en tu desarrollo personal y profesional
La definición básica del mentor es la de una persona que, con mayor experiencia o conocimiento, ayuda a otra con menos experiencia o conocimiento, conocida como mentee.
Como a lo largo de nuestra vida vamos creciendo y evolucionando, lo natural es que vayamos encontrando diferentes mentores en cada una de las áreas de nuestra vida, tanto personal como profesional, en las que queramos desarrollarnos.
En el entorno profesional el mentor debe contar con dos condiciones principales:
- Competencias de coaching para establecer mejores relaciones que le lleven a conseguir los mejores resultados.
- Competencias específicas del área de conocimiento en las que puede marcar la diferencia.
El mentor acompaña al mentee en su proceso de desarrollo por medio de una relación de confianza, proporcionando guía, estímulo, desafíos y aliento en función del momento en el que se encuentre.
En un entorno profesional el mentoring favorece, además, el aprendizaje organizativo y el desarrollo del talento.
El proceso de mentoring está orientado a:
- Identificar conocimientos, capacidades y fortalezas.
- Promover el desarrollo de nuevas habilidades.
- Aumentar la motivación y la autoestima.
Los beneficios más destacables del mentoring son:
- Favorece un desarrollo personal y profesional acelerado.
- Crea y consolida vínculos entre los miembros de las organizaciones.
- Mejora la gestión de intangibles.
- Aumenta la productividad y los resultados empresariales.
Dentro de los procesos de mentoring trabajamos para desarrollar la actitud, los conocimientos y las habilidades.
“La confianza, la relación entre las personas y las conversaciones son la esencia del mentoring.”
Ser mentor es a la vez desafiante y gratificante. Ser un buen mentor requiere que nos tomemos el tiempo necesario para aprender mucho sobre el mundo de nuestro mentee. Es la única forma de ser realmente útil. Observar y ser parte de las maravillosos procesos de cambio que suelen tener lugar justifica de sobra el esfuerzo.
Sentando las bases del proceso
Antes de comenzar un proceso de mentoring es conveniente aclarar ciertos aspectos que nos permitirán aprovecharlo al máximo.
En primer lugar es necesario definir qué áreas de conocimiento y expertise se van a desarrollar en este proceso.
En segundo lugar hay que fijar el nivel de compromiso y dedicación por ambas partes.
En tercer lugar se debe estructurar la relación en cinco aspectos clave:
1. Formalidad. ¿Se trata de una relación formal con unos objetivos claros y temas concretos a desarrollar, o más bien de un proceso informal en el que se irán abordando los diferentes temas conforme surjan?
2. Frecuencia. Hay que definir el tiempo que se va a dedicar al proceso:
- Con qué frecuencia se harán las sesiones.
- Duración de las mismas.
- ¿El mentor va a estar disponible para consultas entre las sesiones?
3. Formato.
- Presencial.
- Video-conferencia.
- Teléfono.
- ¿Quién inicia las llamadas?
4. Duración. ¿Cuánto va a durar el proceso?
¿ Se acuerda un periodo de tiempo con un número determinado de sesiones, o el cumplimiento de una serie de objetivos, sin importar el tiempo que lleve?
5. Confidencialidad. ¿Qué nivel de información y detalles va a compartir el mentor con el mentee?
Si el nivel de confidencialidad va a ser bajo, el mentor no compartirá ejemplos concretos y solo usará generalidades.
Mentorizando a nuestro equipo
Los mejores líderes son aquellos que entienden que una forma de medir su éxito es midiendo el éxito de los miembros de su equipo. Ayudar a construir las habilidades y el éxito de su equipo es una parte integral de ser un buen líder. Ayudarles a crecer, ayudarles a mejorar y ayudarles a estar mejor preparados para su próxima tarea o puesto de trabajo es también parte del liderazgo. Podemos agrupar esta parte de nuestro trabajo como líderes bajo el paraguas del mentoring.
Ventajas de un proceso de mentoring
- Permite al mentee ahorrar mucho tiempo en el desarrollo de ciertas habilidades y competencias, ya que el mentor comparte lo que le ha funcionado, eliminando fases de prueba-error, pero proporcionando sus aprendizajes. En este caso el mentoring actúa de acelerador en el proceso de crecimiento personal y profesional.
- Proporciona un marco de referencia seguro con una persona a la que recurrir para consultar dudas y compartir inquietudes.
- Se adapta a las necesidades concretas y al tempo que el mentee es capaz de asumir. De esta forma el proceso puede acelerarse o ralentizarse en diferentes momentos si las circunstancias de la persona lo requieren, ya sea por disponibilidad de tiempo o por estado anímico.
Como resumen, para concluir, tanto si tenemos claro nuestro proceso de crecimiento personal y profesional, como si vamos improvisando y descubriendo nuestro propio camino sobre la marcha, la figura del mentor es una pieza clave tanto para acelerar el proceso como para disponer de un guía que nos aporte confianza y estímulo.
“Si quieres invertir de verdad en tu desarrollo como persona y como profesional, pon un mentor en tu vida” 🙂
La imagen es de Nadir sYzYgY en Unsplash