Es algo que ocurre sobre todo en perfiles técnicos. Se enfocan tanto en desarrollar sus habilidades que se olvidan de la parte relacional del trabajo.

Es posible que seas un buen analista, o que se te de muy bien el marketing. O quizás eres capaz de sintetizar los proyectos y plasmarlos en presentaciones impactantes.

Sin embargo, llega un momento en que aparece una oportunidad para crecer, para ascender o para coger un nuevo reto y eligen a otra persona. La frase “no estás preparado” en estos casos suele tener un gran impacto emocional.

Y la razón de todo esto suele ser que te has centrado mucho en desarrollar habilidades, ya sean técnicas o de gestión, y has invertido poco tiempo en construir relaciones que te permitan ser valorado cuando lleguen las oportunidades.

LA JUNGLA DE LA PERSONALIDAD

En las organizaciones, sean del tipo que sean, conviven todos los perfiles de personalidad que podemos encontrar descritos en el Eneagrama. Dependiendo del tipo de empresa serán más habituales unos u otros, pero suele haber de todo.

Habrá perfiles correspondientes a la Tríada del Instinto (8, 9 y 1), personas viscerales, más orientadas a la acción y a la búsqueda de supervivencia, dominio y control.

Tendremos otros perfiles del la Triada de los Sentimientos (2, 3 y 4), personas emocionales, orientadas a los sentimientos, búsqueda de la realización personal y la aceptación por parte de los demás.

Y, por último, tendremos perfiles de la Triada de los Pensamientos (5, 6 y 7), personas reflexivas, orientadas a las ideas, los conocimientos y la búsqueda de la seguridad.

La cuestión es que cada uno de nosotros, en base a nuestra personalidad, buscamos una forma de relacionarnos con los demás, partiendo de nuestro patrón básico de comportamiento.

Hay personas que necesitan que se les vea como perfiles de éxito, que se aseguran de que los demás conozcan y valoren su trabajo. Mientras que hay otras personas, más introvertidas, a las que no les gusta llamar la atención, aunque hagan un buen trabajo.

HAY QUE SABER PONERSE EN VALOR

Por lo tanto, una vez que tengas claras cuales son tus habilidades, asegúrate de que los demás, y sobre todo los que tienen poder de decisión, sean conscientes de ellas.

No se trata de ir exhibiendo todo el tiempo nuestro trabajo, ni de presumir constantemente de nuestros logros, pero tenemos que conseguir que se fijen en nosotros para lo importante.

Recuerda que …

“Tanto en el trabajo, como en la vida en general, además de ser bueno hay que parecerlo.”

Hay personas que son especialistas en parecer buenas en su trabajo, aunque sean mediocres. Y por otro lado hay muchas personas que hacen muy buen trabajo, pero no lo ponen en valor.

Así que la mejor forma de que se reconozca tu trabajo y te surjan oportunidades es establecer buenas relaciones. ‘

Decía Enrique Sueiro en su libro “Comunicar o no ser” que necesitamos a los demás para llegar lejos. El talento, la inteligencia y la capacidad de trabajo son fundamentales, pero sin los demás estamos debilitados.

Tu éxito depende en buena medida de tu capacidad para construir, desarrollar y estrechar relaciones en todos los ámbitos de tu vida, incluyendo por supuesto tu entorno profesional.

* La imagen de cabecera es de JOSHUA COLEMAN en Unsplash

Francisco Páez

Consejero, Interim Manager y Experto en Desarrollo Personal para Directivos y Profesionales