Suele suceder tanto a nivel personal como a nivel profesional. Hay muchas cosas que nos gustaría hacer y a las que no nos atrevemos por miedo.

Desde estudiar algo nuevo hasta cambiar de trabajo o de pareja, pasando por experimentar nuevas aficiones. 

El miedo es una emoción que se caracteriza por un intenso sentimiento (habitualmente desagradable), que viene provocado por la percepción de un peligro, real o imaginario, presente, futuro o incluso pasado. Es una emoción primaria que se deriva de nuestra aversión natural al riesgo o la amenaza.  

Según Jorge Bucay “el miedo condiciona, limita, restringe, empequeñece y distorsiona.”  

Los primeros en transmitirnos miedo son nuestros padres ya que son los primeros seres con los que nos relacionamos. No son concientes que nos están enseñando a tener miedo, lo hacen así porque es lo que han aprendido.

“El amor ahuyenta el miedo y, recíprocamente el miedo ahuyenta al amor. Y no sólo al amor el miedo expulsa; también a la inteligencia, la bondad, todo pensamiento de belleza y verdad, y sólo queda la desesperación muda; y al final, el miedo llega a expulsar del hombre la humanidad misma.”

Aldous Huxley

¿Qué podemos hacer para superar el miedo?   

El primer paso es darse cuenta de que tenemos miedo y aceptarlo. El siguiente paso es actuar.

La toma de conciencia y la acción son los dos elementos fundamentales para enfrentar el miedo.

Sin embargo, el miedo también puede convertirse en una brújula que nos muestra la dirección de nuestro crecimiento personal.

El miedo es un recurso muy positivo, incluso “un maestro” si tenemos la mente lo suficientemente abierta para escuchar y aprender.

  • Si me da miedo cambiar de trabajo, seguramente haya llegado el momento de empezar a buscar otro.
  • Si me da miedo hablar con mi pareja, mi jefe o mi hijo, es una potente señal de que debería hacerlo.
  • Si me da miedo alejarme de mi familia y mis amigos, vivir en otro lugar, empezar una nueva vida, es probable que sea lo mejor para mi. 

Cada vez que hago algo que antes me daba miedo, después me siento más seguro. Puedo equivocarme, las cosas tal vez no salgan como tenia previsto, pero seguir el camino del miedo me da la oportunidad de superarme, de aprender y de creer.  

El miedo es aprendido, no lo llevamos de manera natural, y está directamente relacionado con una baja autoestima. No nacemos con miedos ni con sentimientos de inferioridad ni con falta de amor hacia nosotros mismos, sino que los vamos incorporando a nuestra personalidad a partir de modelos mentales y creencias que nos son transmitidas desde nuestra infancia con la mejor intención. Creamos nuestra realidad y nuestra percepción de nosotros mismos a partir de esas creencias.  

Como se trata de estructuras mentales que hemos creado a través de nuestro aprendizaje, podemos desmontarlas y re-programar nuestra mente para desprendernos de ellas.

“Los miedos sólo son pensamientos y los pensamientos se pueden cambiar”

Louise L. Hay

Si no nos queremos, si no nos aceptamos a nosotros mismos, estamos generando una baja autoestima que nos produce sentimientos de inferioridad, inseguridad y miedo.  

Sin embargo, una autoestima sana nos proporciona felicidad y bienestar, nos permite afrontar la vida de una forma positiva y hace que nos sintamos más seguros de nosotros mismos.

Los miedos tóxicos aparecen por una baja autoestima, nos limitan y, a su vez, continuan alimentando esa baja autoestima. Se trata de un círculo vicioso.

Tenemos miedo a que nos rechacen, a no estar a la altura de los demás, a hacer el ridículo, a no ser capaces de hacer algo, a expresar nuestras opiniones.

Todos estos miedos nos frenan, impidiéndonos hacer aquello que nos gustaría de verdad. Si nos atrevemos, el miedo desaparecerá y empezaremos a recuperar la autoestima.

En general los miedos nos impiden vivir el momento presente con intensidad. Están centrados en el pasado o en el futuro.

  • Si tengo trabajo, me da miedo perderlo.
  • Si tengo pareja, me da miedo que me abandone.
  • Si tengo dinero, tendré miedo de arruinarme.
  • Si estoy sano, tendré miedo de ponerme enfermo.

Todos estos miedos están anticipando situaciones que no son reales en el momento actual y que pueden no llegar a producirse nunca. Si ocurre alguna de ellas yo no tendría miedo. Tendría otras emociones dependiendo de la situación, pero no miedo.

Entonces, ¿por qué perder el momento presente por algo que no existe y es probable que no llegue a existir?

Un consejo para despedirme: haz una lista de todas las cosas que no haces por miedo. 

Casi sin darte cuenta, habrás creado un plan de acción con todas aquellas cosas que te llevarán a tu crecimiento personal.

!! Buen camino ¡¡

Francisco Páez

Consejero, Interim Manager y Experto en Desarrollo Personal para Directivos y Profesionales