El autoconocimiento nos permite abandonar las creencias ajenas, aquellas que nos han ido inculcando a lo largo de nuestra vida y que nos dicen lo que tenemos que ser, lo que tenemos que hacer y lo que tenemos que tener para ser aceptados como elementos “normales” de nuestra sociedad.
Es decir, aquellas cosas que creemos que han de suceder para ser felices y sentirnos bien.
Lo que nos hace sufrir no tiene nada que ver con lo que nos pasa, sino con lo que pensamos de lo que nos pasa. Por este motivo, nuestro esfuerzo no debe centrarse en cambiar nuestras circunstancias, sino nuestra manera de mirarlas e interpretarlas.
Sufrimos al no ver cumplidos nuestros deseos y expectativas.